23 de junio de 2011

Lo que hay delante de nosotros es solo la palabra de alguien más

                        Escribir no es vivir: sedente, absorto
                        se ve al escriba. Nunca
                         se camina con plumas,
                                          ¿Más se vuela?

ANÍBAL NÚÑEZ

Las cartas establecen un vínculo confuso
desde esa escribanía. Excesivos papeles
de ambición y de tedio—pagar a unos soldados,
renunciar a una herencia,
agraviar a una dama, desagraviarla luego—,
mientras la pluma, esbelta, pero pobre en la mano
se empeña en contrariarle—la vida no, la escena;
el decorado, el fondo
pintado de una tarde, la tinta como apoyo
y no la certidumbre de balanza o esmero:
el secretario, entonces—bien conoce su oficio:
Malpica, Sessa, Lemos—, será su personaje
y así quizás Teodoro le salve si es que llega
a comprender Diana el pájaro, las plumas.


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