11 de febrero de 2012

Autorretrato en un pequeño museo


_
Un Cristo cetrino me miraba
desde pequeñas pinturas del Trecento en la pared.

Y no comprendía su mirada, pero quise
confiarme a ella. Un Cristo
de pelo oscuro, embelesado,
inquebrantablemente atento,
rodeado -un ring de cuatro esquinas-
por un marco de oro bizantino.

Me miraba mientras mi cabeza
estaba en otro sitio: delante mío
-la irritación crecía- una
pareja de franceses muy anciana.
En el silencioso museo, casi vacío,
él leía en voz alta, muy alta,
la página correspondiente de la guía.


(Versión de un poema de Adam Zagajewski de La mano invisible, 2009)



No hay comentarios: